domingo, 27 de febrero de 2011

Mensaje para Lowell D. Lawton: vivo en un país libre (II).

Vivo en un país libre. ¡Viva Fidel!, decía un papel escrito a mano.
Texto y fotos - Enrique Ubieta Gómez
Y esta es la segunda parte. Las Damas –cuya misión hoy era hacer mucho ruido, para que el eco de las denuncias de la víspera se escuchase menos--, partieron con su mentor hacia el Vedado. Allí fueron interceptadas por estudiantes universitarios y vecinos, que corearon durante horas consignas revolucionarias. Pero en una esquina, haciéndose “el sueco”, estaba el “diplomático” norteamericano de la SINA que las atiende. Un funcionario del MINREX advirtió en inglés al intruso de lo inadecuado de su presencia y del peligro que corría, pero éste, soberbio y altanero, permaneció en el lugar. A pesar de todo, unas jóvenes policías lo cuidaron. Eso sí, tuvo que escuchar los gritos de yanqui go home, y algunas otras verdades, y un manifestante se colocó a su lado con un retrato del Che. Las imágenes son más elocuentes que mis palabras.
El pueblo se enardece cuando repara en el diplomático estadounidense Lowell D. Lawton.
Yanqui go home!
Y mientras este cubano le dice algunas verdades, observa detenidamente el cielo despejado.
Voltea la cabeza hacia otro lugar, cuando una anciana lo increpa.
El funcionario estadounidense en retirada, protegido por tres policías y escoltado por la foto del Che y los gritos de "yanqui go home".
En una esquina del Vedado, a mi regreso. A estos son los que tenemos que defender.

Los amigos de Lowell D. Lawton (I).

Enrique Ubieta Gómez
Fotos - E. U. G.
Esta es una historia en dos partes. Nunca antes había presenciado un show mediático de las autodenominadas Damas de Blanco o de Apoyo, entre todas, una treintena, aunque ya las segundas son mayoría. Ayer, los medios callaron. La prensa internacional, siempre dispuesta a sobredimensionar o a construir cualquier hecho insignificante en Cuba, no publicó una palabra. Pero hoy acudió a la cita. Como dijera Carlos Serpa, las Damas son empleadas como punta de lanza para la provocación. Éramos más periodistas que marchantes. Pero, al menos para mí, lo más significativo fue la descarada y ya habitual presencia del “diplomático” norteamericano Lowell D. Lawton (en la Iglesia de Santa Rita, también estuvo un discípulo de la República Checa). Los mercenarios no se ruborizan: aceptan que reciben dinero y apoyo de quien se lo brinde, y reivindican su relación con la Oficina de Intereses de Estados Unidos. Laura Pollán ofreció declaraciones. Pregunté varias veces si consideraba honorable al golpista Micheletti (en las imágenes exhibidas ayer en la televisión, expresaba emoción y agradecimiento por sus declaraciones de solidaridad). No obtuve respuesta, cortó bruscamente el diálogo que con la prensa extranjera había sido amigable. Pero tuve una segunda oportunidad. Mientras caminaban solitarias por el parque que divide a la Quinta Avenida, dos ex reclusos pretendieron provocar a un camarógrafo de la televisión cubana. Y se inició un improvisado intercambio con la prensa. Yo volví a formular mi pregunta, y Francisco Pastor Chaviano, uno de ellos, respondió: cualquiera que nos brinde apoyo es bienvenido. La frase puede interpretarse con toda amplitud, pero la contrarrevolución cubana es muy explícita en sus afectos: solo hay que saber a favor de quién y en contra de quién está el Gobierno estadounidense. ¿No les parece grotesco que el representante de Estados Unidos esté aquí supervisándolos?, pregunté entonces. Pastor Chaviano, más cerca de mí, masculló: “ellos son libres de estar aquí”. “Los revolucionarios cubanos recibieron dinero de otros gobiernos en la década del cincuenta”, agregó como justificación. Pero, repliqué, es el gobierno de un país que históricamente ha pretendido –y pretende-- el dominio de Cuba, que obstaculizó y luego impidió su independencia absoluta, y que hoy es su principal enemigo. “¿Quién dice eso?, eso es falso, ustedes han distorsionado la historia”, dijo descompuesto. Pude haber citado a Emilio Roig o a Ramiro Guerra, dos historiadores respetados y pre-revolucionarios, pero ya mi serenidad periodística llegaba a su fin. Las Damas regresaban y empezaban a gritar por su Zapata, nosotros –éramos unos pocos blogueros y periodistas--, por el nuestro. No sé si sea correcto que un periodista exprese su criterio, pero levanté el puño y exclamé: ¡Viva la Revolución!
Zapata, el nuestro.
La mujer de amarillo llegó de improviso y dio vítores a la Revolución y a Fidel, antes de marcharse.
Un domingo como cualquier otro en el parque para los niños.
Frente a la Iglesia, un estudiante --ajeno al espectáculo mediático-- repasa sus apuntes de clase.
Comienza el show.
Pastor Chaviano y otro ex preso conversan con el diplomático norteamericano que los supervisa.
Pastor Chaviano: "¿quién dijo eso? es mentira que Estados Unidos se haya opuesto alguna vez a la independencia de Cuba".

sábado, 26 de febrero de 2011

Sobre "Los peones del imperio" (primeras impresiones).

Carlos Manuel Serpa
Moisés Rodríguez.
Enrique Ubieta Gómez
Llegaba tarde a la casa para el final del Noticiero, y me detuve cerca de la ventana abierta de una casa habanera. Junto a mí, dos transeuntes se acodaban, como si estuviesen en un balcón, para ver con comodidad el televisor encendido en la sala de aquella vivienda, cuyos dueños sentían la satisfacción compartidora de ser casi anfitriones de una función pública. No trasmitían la telenovela de turno, ni siquiera el partido de béisbol entre Industriales y Villa Clara. El interés lo suscitaba un documental de denuncias sobre la actividad contrarrevolucionaria en Cuba. Un ingrediente especial lo aderezaba: dos de los protagonistas, hasta el momento tenidos por mercenarios, resultaban ser agentes revolucionarios. Carlos Manuel Serpa, ¡inmagínense!, el presidente de la Asociación de Periodistas "Libres" de Cuba --que, reveló, estaba constituida por cinco personas, aunque solo él pinchaba de verdad--, y Moisés Rodríguez, cercano colaborador durante veinte años de personajes como Ricardo Bofill (de este aparece una vieja filmación, en la que exclama entusiasmado: "¡la cosa es vivir de esto!") y Elizardo Sánchez. Puedo imaginar el desconcierto de los mercenarios, que se enteraban de la noticia al mismo tiempo que todo el pueblo. ¿Cuantos otros cubanos dignos, necesariamente enmascarados, estarán aún entre ellos? No voy a contar la historia: recomiendo que la vean a través de Cubadebate o directamente en Youtube. Pronto podrán leerla, transcrita, y estoy seguro que nos hará reflexionar. Verán y escucharán a Laura Pollán que habla primero por teléfono con una periodista hondureña que dice que Micheletti --el golpista del que Obama intentaba distanciarse (al menos, de forma pública)--, había expresado su deseo de que pronto ocurriese en Cuba lo mismo que en su país, y ella, muy oronda (muy ignorante o muy cínica), que dice sentirse emocionada y agradecida por sus palabras; y después, en otra entrevista por celular, que anuncia la llegada de decenas de policías y la cámara que se voltea y demuestra que tras ella no hay nadie. Porque Serpa lo afirma y lo demuestra en una rápida lección práctica: llamar a Radio Martí e inventar una historia de detenciones y maltratos, es algo sencillo. Una hora más tarde es lanzada al aire como noticia de última hora, sin ser verificada. La verdad importa poco. Dinero, intriga, picaresca de la mala, comedia incluso, son los ingredientres de este novelón real, que muestra al representante estadounidense en La Habana junto sus pupilos. "Si no se reúnen en Pinar --exclama amenazante Martha Beatriz Roque--, ya saben que nadie se irá pa' Miami". Ni patriotas, ni héroes. Dije que no pretendía contar la historia, pero ese abrazo final de los dos agentes nos arrancó aplausos. Quieren enterrar nuestras vidas en el intimismo finisecular y la desesperanza; pero la épica revolucionaria, vivida de forma íntima, sin aspavientos, nos inflama de orgullo. Los héroes existen, somos potencialmente todos, cualquiera. Gracias a Carlos Manuel --que nació un 10 de octubre--, y a Moisés, que estudió en la Lenin, mi escuela, la escuela de Tony Guerrero, porque nos hicieron sentir más cubanos y más revolucionarios.

viernes, 25 de febrero de 2011

Cuba y los "inconformes".

Ernesto Almaguer.
Es usual que ciertas personas se autodenominen “inconformes”, para obtener prebendas del enemigo. Y ejerzan la inconformidad de los conformes con el imperialismo. Los mueve más bien la avaricia, la mentira, usada como prenda de etiqueta, para codearse con el amo que la inspira.
Odio, arrogancia, críticas rutinarias de blanco fácil en cada esquina, llevadas al papel o al teclado, para entregarlas al ciber mundo y trastocar las realidades.
El “inconforme” no está en las colas, no viaja en un transporte lleno, no camina largas distancias, no mira la televisión nacional, no lee la prensa, vive enajenado. El inconforme sueña con grandes supermercados, viajar en la parte trasera de un coche, leer el Nuevo Herald o disfrutar un programa de Univisión, sobre todo aquellos que denigran e insultan a la Revolución.
La inconformidad no es mala, si sus sílabas se traducen en razones oportunas, en soluciones viables, en proyecciones humanas. Pero las “inconformidades” de las que hablamos, son podredumbre que corroe lo bello y lo humano de la vida.
Algunos añoramos la paz y la justicia, la sonrisa de los niños por el mundo, la verdad contra aquel que la aniquila, el fin del imperialismo, ¡nosotros sí somos inconformes!, nos respaldan las innumerables opiniones y sugerencias que por estos días el pueblo realiza en asambleas de debate, para decidir el futuro económico de esta nación.
Mientras el “inconforme”, sigue soñando con entreguismo, el abrazo del dinero, la caricia del imperio. Pasarán los años y la historia sepultará en el olvido a aquellos mal llamados “inconformes”, que por mirar la paja en el ojo ajeno, no vieron los errores de ellos mismos.

Declaración del Representante Permanente, Embajador Rodolfo Reyes ante el Consejo de Derechos Humanos sobre la situación en Libia.

Ginebra, 25 de febrero del 2011.
Señor Presidente:
Hace menos de 72 horas, Cuba, por intermedio de su Ministro de Relaciones Exteriores expresó, en Bruselas, lo siguiente:
“Seguimos con suma atención los acontecimientos de orden interno que ocurren en Libia y su repercusión internacional. Son muy numerosas y no pocas veces contradictorias las noticias que se están divulgando. Algunos políticos y medios de prensa norteamericanos están incitando a la violencia, a la agresión militar y a la intervención extranjera. Los ánimos están exaltados en todas partes y temo que puedan conducir a graves errores internacionales e internos. Deseamos que el pueblo libio logre una pronta solución pacífica y soberana a la situación allí creada, sin ningún tipo de injerencia ni intervención extranjera, que garantice la integridad de la Nación libia.”
La situación sigue siendo confusa y evoluciona aceleradamente. La información aparece de manera fragmentada, en muchos casos divergente y hasta se detecta el esfuerzo por usarla con el ánimo de incitar a una mayor desestabilización, que puede redundar en más daños y pérdidas de vidas. Las preocupaciones que reflejaba dicha declaración lamentablemente se han hecho realidad y ese país ya está enfrascado en una guerra civil, en el contexto de una crisis económica mundial de grandes dimensiones que sume a los pueblos de esa región y del mundo en la desesperanza.
A todos nos preocupa la pérdida de vidas humanas y los daños provocados a la población civil por el conflicto que hoy se desarrolla en Libia. Nadie que actúe con honestidad puede estar de acuerdo con la muerte de civiles inocentes, lo que rechazamos de manera tajante en cualquier lugar del mundo que suceda. Es un aspecto en el que compartimos enteramente la opinión
mundial. Pero no podemos aceptar el riesgo de que se aproveche de modo oportunista esta trágica situación para satisfacer apetitos intervencionistas, arrebatarle al pueblo libio su soberanía y apoderarse de sus recursos. Ya se habla de una intervención militar humanitaria, a la cual nos oponemos porque, en lugar de resolver la situación, la complicaría aún más y podría
tener otras graves implicaciones. Cuba denunció desde el primer momento los planes de ocupación de Libia y rechaza categóricamente cualquier maniobra que favorezca tales propósitos. Con seguridad, el pueblo libio se opone a toda intervención militar extranjera.

Señor Presidente:
Es nuestro deber pronunciarnos ante algunos elementos que contiene la resolución aprobada y que constituyen un nefasto precedente para la cooperación en materia de derechos humanos en que se debe sustentar la labor del Consejo. Desde un principio, cuando estábamos construyendo este nuevo Consejo, Cuba se opuso a la cláusula de suspensión de la membresía de un Estado.
Su inclusión en la resolución 60/251 sentó un negativo precedente, que lastró al naciente órgano con un aditivo que no tiene paralelo en otro órgano de la Naciones Unidas. Afortunadamente, nunca se había invocado hasta hoy, pero su empleo en esta ocasión abrirá las puertas para aquellos que buscan legitimar este mecanismo con el objetivo de utilizarlo selectivamente contra
aquellos países que disienten de sus patrones. Cuba, en consecuencia, se desasocia del párrafo dispositivo 14 del texto revisado 2 que ha sido presentado.
Para concluir, Señor Presidente, Cuba desea hacer un llamado a la calma y reitera su confianza en la capacidad del pueblo libio para resolver sus problemas internos, sin injerencia extranjera alguna, y preservar la paz, la estabilidad y la soberanía del país.
Muchas gracias.

jueves, 24 de febrero de 2011

La guerra sin odio.

Carlos Rodríguez Almaguer.
Cuando el 25 de marzo de 1895 José Martí escribía con letras de alma y el espíritu de Cuba en el Manifiesto de Montecristi, que firmará junto al general Máximo Gómez, que “La guerra no es contra el español, que, en el seguro de sus hijos y en el acatamiento a la patria que se ganen, podrá gozar respetado, y aún amado, de la libertad que sólo arrollará a los que le salgan, imprevisores, al camino.—Ni del desorden, ajeno a la moderación probada del espíritu de Cuba, será cuna la guerra; ni de la tiranía.—Los que la fomentaron, y pueden aún llevar su voz, declaran en nombre de ella ante la patria su limpieza de todo odio,--su indulgencia fraternal para con los cubanos tímidos o equivocados,--su radical respeto al decoro del hombre, nervio del combate y cimiento de la república,--su certidumbre de la aptitud de la guerra para ordenarse de modo que contenga la redención que la inspira, la relación en que un pueblo debe vivir con los demás, y la realidad que la guerra es,-- y su terminante voluntad de respetar, y hacer que se respete, al español neutral y honrado, en la guerra y después de ella, y de ser piadosa con el arrepentimiento, e inflexible solo con el vicio, el crimen y la inhumanidad”, no hacía sino confirmar aquellas tesis primigenias sobre la absoluta incapacidad del odio para servir de cimiento a la felicidad duradera de un pueblo, planteadas ya en 1873 en su escrito El presidio político en Cuba, y resumidas en esta lapidaria afirmación: “Si yo odiara a alguien, me odiaría por ello a mí mismo.”
Difícil sería comprender la posibilidad de que se convoque a los hombres a matar y a morir sin emplear ese tósigo temible que destruye tanto a quien lo siente como a quien lo padece, al matador y a sus víctimas. Pero estamos hablando de un humanista, un poeta de versos y de obras.
¿Cómo explicar que la misma persona que rechazará en frase breve la idea de inspirar el odio de una clase social contra otra, al referirse elogiosamente a Carlos Marx en 1883, porque “espanta la tarea de echar a los hombres sobre los hombres”, o el que en sus numerosos discursos revolucionarios sembrara entre las emigraciones resentidas y a veces rencorosas, la idea de que otros emplearan “el odio inútil”, porque “el cubano es capaz del amor”; el que señalará como a un villano a quien promueva entre los hijos de la isla el odio de las razas, o, aún más, el odio a España como cultura y al español como individuo, se viera obligado a organizar una guerra en la que, inevitablemente, habrían de morir por igual cubanos y españoles?
La ética martiana es sacudida por dos fuerzas igual de formidables y acaso contradictorias. Por un lado su horror a la violencia y a la sangre, que habría de dejar claro en su artículo "Vindicación de Cuba" como característica específica del cubano; por el otro, su absoluta incapacidad para permitir impasible la podredumbre moral con que el gobierno colonial de España consumía a Cuba. Entonces la única vía para conciliar y encausar la tempestad inevitable, era “dar respeto y sentido humano y amable, al sacrificio”, preparando a los combatientes de la víspera en una rarísima mezcla de fuerza y ternura que, siguiendo la mejor tradición cristiana, fuera a la vez capaz de compadecer a los propios asesinos, de arremeter con incontenible violencia contra los cuerpos armados del ejército colonial, y de perdonar a los que se declaran vencidos o arrepentidos, por no hablar de aquellos españoles que solo aspiran a vivir en paz en la misma tierra donde le han nacido los hijos, han construido sus casas y afirmado sus vidas.
Varios apellidos le puso a la guerra, terrible en esencia, para amortiguar acaso el impacto de su significación en el ánimo de los libertadores y evitar que excesos de pasión, en la mayoría de los casos justificados por anteriores crímenes cometidos en las familias cubanas por los colonialistas españoles, los convirtieran en asesinos y mancharan con la crueldad la noble causa de la independencia de Cuba. Así, vemos cómo en diferentes escritos se refiere a la “guerra necesaria”, “necesaria y breve”, habla también de la “justa cólera”, y poco a poco va introduciendo en las conciencias de aquellos cubanos ofendidos, humillados, que habían perdido a seres queridos a manos de la maldad del régimen, la idea de que la guerra había que hacerla sin odio.
Habrá que hurgar más aún en lo hondo de la historia para tener otro ejemplo de repulsión a la idea de una guerra en la que inevitablemente habrían de morir muchos hombres y de llorar muchas madres, y a la vez de apasionada entrega a su organización, aprovisionamiento y desenlace. Pero siempre quedará en nuestro ánimo la sensación de la grandeza de aquel noble soldado de la luz que, puesto el pie en el estribo que lo llevará a la muerte, escribe en breve carta a su madre: “Ahora, bendígame, y crea que jamás saldrá de mi corazón obra sin piedad y sin limpieza.”

Será el 4 de marzo juicio contra Alan Gross.

Según se conoció, todas las pruebas presentadas por la defensa en su escrito de conclusiones provisionales fueron admitidas por el Tribunal y actuando en correspondencia con lo que establecen los procedimientos legales, el Tribunal Provincial Popular de La Habana señaló como fecha del juicio contra el ciudadano norteamericano Alan Phillip Gross el próximo 4 de marzo.
Como se informó recientemente, después de un exhaustivo proceso de investigación, la Fiscalía había presentado el expediente de fase preparatoria No 59/2009, en el cual se acusa al ciudadano estadounidense Alan Phillip Gross del delito de “Actos Contra la Independencia o la Integridad Territorial del Estado”. De acuerdo con el Artículo 91 del Código Penal de Cuba, la Fiscalía solicita una sanción de 20 años de privación de libertad.
Esta información fue trasladada por vía diplomática al Gobierno de los Estados Unidos, al que también se le notificó que sus representantes consulares, los familiares del señor Gross, así como los abogados de su familia podrán participar en el juicio.
Tomado de Cubadebate. http://www.cubadebate.cu/noticias/2011/02/24/sera-el-4-de-marzo-juicio-contra-alan-gross/

miércoles, 23 de febrero de 2011

Democracia Cubana, Internet y el nuevo campo de batalla.

Ernesto Almaguer
Desde hace días las trasnacionales de la información, dedican un amplio espacio a las redes sociales y a los blogs en Internet. El tema tomó relevancia con las recientes protestas en Túnez y Egipto, cuya convocatoria se atribuye a las nuevas tecnologías de la información. Para completar, recientemente la Secretaria de Estado de los Estados Unidos, Hillary Clinton, expresó que estas herramientas “son un acelerador de los cambios políticos, sociales y económicos”.
Pero… una vez más el apetito imperial, pone sus ojos encima de Cuba. Cree que --por estar armado de sofisticados artefactos y tener el control de algunos mercenarios--, puede lavarle el cerebro a los habitantes de la pequeña nación caribeña. La historia es la misma, pero con diferentes matices. Aquellos que vivieron la experiencia de los primeros años de la Revolución, conocen hasta dónde es capaz de llegar el Tío Sam, para lograr sus propósitos. ¿Se imaginan una operación Peter Pan con la existencia de las redes sociales?
La propaganda enemiga insiste en mostrar una Cuba que “reprime”, en la que “no existen derechos políticos, ni garantías para sus ciudadanos”, pero eso contrasta con el hecho de que el próximo 24 de Febrero se cumplan 35 años de la proclamación de la Constitución Socialista de la República, a la que le antecedió un amplio proceso de discusión y debate con el pueblo, que luego dejó establecido un sistema de poder, único de su tipo en el mundo, el Poder Popular. ¿Y que significa ese poder?, entre tantas cosas, que un joven, al arribar a sus 16 años de edad, pueda ser nominado y elegido para ocupar un escaño en los órganos locales, bajo la única condición de que sea ejemplo en su comunidad y sin esperar nada a cambio, sólo el reconocimiento de su pueblo. Los que atacan la democracia cubana, no reconocen que su Parlamento está constituido por obreros, campesinos y estudiantes, que representan al pueblo. Hoy, los contrarrevolucionarios, se disfrazan de “inconformes” y tratan de ocupar un espacio virtual en la web, porque el pueblo no entregará las calles. Ponen su imaginación a volar y recrean todo un campo de batalla en Internet, entre teclas y teclas, se produce el enfrentamiento de los detractores de la Revolución con los que la defienden. Quizás no deba sorprendernos que Hollywood prepare una superproducción, en la que el protagonista sea un Rambo de las nuevas tecnologías, con el propósito de exterminar el comunismo en la web.
A través de esa transnacional del séptimo arte, la humanidad conoció historias increíbles de Echelon, la mayor red de espionaje de los Estados Unidos, que puede interceptar todo tipo de comunicaciones y que constituye una invasión a la privacidad y a los derechos individuales, en un país que se auto titula “el más democrático”. Entonces… el nuevo escenario de combates es observado con grandes anteojos. Posiblemente, mientras usted lea este comentario, sea monitoreado por la misteriosa red de vigilancia… No se preocupe, simplemente sonría y salude a la cámara.

Los héroes del cinismo.

Enrique Ubieta Gómez
La sospecha en torno a la veracidad de los relatos históricos no es nueva. Ya en las postrimerías del siglo XIX el crítico literario cubano Justo de Lara exponía un hecho insólito: un pergamino medieval firmado por nobles de una corte europea –personajes y firmas auténticas, cuño real--, atestiguaba sobre un encuentro palaciego con fantasmas ensangrentados. ¿Por qué descartábamos su veracidad?, ¿si la historia fuese verosímil no hubiésemos estimado como definitiva la prueba? La historia narra episodios que no vivimos, y que debemos reconstruir desde nuestros prejuicios y experiencias. La investigación histórica, desde luego, no está desprovista de metodologías que aseguran un nivel aceptable de objetividad, pero no puede ni desea desentenderse de la subjetividad del investigador. Por eso, la sospecha ha sido siempre un recurso de los historiadores revolucionarios. Recuerdo un relato de Rómulo Gallegos, en el que un padre y un hijo –descendientes de una supuesta estirpe de libertadores, cuyos retratos copaban las paredes de la casa--, discuten sobre sus antepasados. El padre enardecido con las teorías descalificadoras del hijo, decide demostrar su error y empieza a leer, por primera vez, una documentación que guardaba sin conocer. El resultado acaba siendo descorazonador: los antepasados venerados por tradición habían sido estrechos colaboradores de la corona española.
Pero fueron las llamadas teorías de la posmodernidad –herederas y auspiciadoras a la vez de una sensibilidad decepcionada, propia de un final de siglo que parecía llevarse a la vez todas las esperanzas y todos los horizontes--, las que adoptaron el cinismo sin recato, como metodología. La verosimilitud acabó siendo la única exigencia. Los héroes se declararon inexistentes, “construcciones mitológicas”. Un cobarde, imposibilitado de dominar sus piernas, en lugar de correr hacia la retaguardia, corre hacia el frente. Los demás lo siguen inconcientemente. Muere acribillado, pero ganan la batalla, porque el enemigo es tomado de sorpresa. Alguien fabula: yo escuché cómo gritaba “¡adelante, al combate!” Y el cobarde pasa a las páginas de los libros de historia como héroe. La década de los noventa presenció la estrepitosa caída del panteón soviético –derrumbe que incluyó a los héroes falsos y a los verdaderos--, y la brusca sustitución de la épica revolucionaria por el más feroz intimismo. Pese a todo, el heroísmo es persistente, porque es necesario –lo mismo para la resolución de acontecimientos históricos, como para la salud espiritual de una sociedad--, y cuando los bomberos neoyorquinos expusieron sus vidas para salvar a las víctimas del atentado a las Torres Gemelas, los niños empezaron a usar sus cascos y sus insignias. Historia feliz, hasta que reclamaron en una huelga mejoras salariales. Por eso el gobierno estadounidense prefiere, para sus niños, otro tipo de héroe: el de los comics, el super – policía inimitable, reformista, asegurador del orden.
El cinismo como metodología tiene sus ventajas prácticas: si creemos que los héroes reales no existen, podemos inventarlos. Las cámaras del imperio fabricaron en Iraq algunos episodios falsos: filmaron, por ejemplo, a unos marines superarmados que supuestamente rescataban a una norteamericana “herida en combate” de un hospital “militar” de Bagdad (en realidad, era una soldado accidentada, cuya vida había sido salvada por los iraquíes, y se hallaba en una institución civil de salud). La filmación se montó como mismo se monta un set de ficción. Las imágenes recorrieron el mundo. Hasta que ella contó la historia real, y desapareció. El balance histórico de la confrontación entre revolucionarios y contrarrevolucionarios en Cuba es muy desfavorable para los segundos, en cuanto a mártires y héroes concierne. Y es lógico que así sea. Los revolucionarios pelean por un ideal que trasciende sus vidas, y están dispuestos a entregarla. Los contrarrevolucionarios, por lo general, defienden las cercas de su hacienda, el ahorro de sus vidas, o sus grandes propiedades. A veces son simples peones engañados, ignorantes, que aspiran a una vida materialmente diferente. O conservadores a ultranza, que aman la tranquilidad de lo conocido. La inmolación es una opción poco frecuente en las filas de la contrarrevolución, y por lo general, sobreviene como accidente. Pero además, ¿quiénes hicieron explotar la Coubre o la tienda El Encanto, ocasionando la muerte de personas inocentes?, ¿quiénes descargaron sus balas de odio en poblados indefensos, desde lanchas rápidas que se acercaban a la costa y huían de inmediato a la Florida?, ¿quiénes asesinaron a los adolescentes alfabetizadores en las serranías cubanas?, ¿quiénes pusieron la bomba en un avión civil de Cubana de Aviación y asesinaron a sus 73 pasajeros?, ¿quiénes veneran como héroes a los autores intelectuales de ese acto de terrorismo? Ante tanta desproporción, se entiende el criminal entusiasmo de quienes estimularon la inmolación de Zapata Tamayo. Solo a ellos convenía esa muerte. Solo era útil a la CNN, a PRISA. Una muerte inútil, hecha a la medida del odio, para cínicos e incautos. También Zapata Tamayo es una víctima, de sí mismo, de sus auspiciadores. Una muerte puede ser valiente, pero son sus fines los que determinan su lugar en la historia. Los que no creen en la existencia de los héroes, suponen que es posible desmontar la imagen del Che, y sustituirla por la de Zapata Tamayo. Pero la verdad existe, aunque esté cargada de pasión. Y a los héroes verdaderos los hace y los consagra el pueblo.

LA ERA, (NÚMERO 1): EL POETA DE PARAÍSO.

Con este, iniciamos la publicación semanal de una serie de cuatro artículos que recrean la vida cotidiana en la República Dominicana de Trujillo --hermana gemela de la de Batista en Cuba--, recientemente publicados por Diario Libre.com. Los artículos son un subproducto, para decirlo de alguna manera, de una acuciosa investigación que ha hecho el autor en archivos de ese país --en los que ha revisado cientos de miles de documentos--, para la preparación de un libro que revelará los vínculos secretos de políticos e intelectuales cubanos con el dictador dominicano, y con el gobierno norteamericano.
Eliades Acosta Matos

Una vez más se imaginó caminando por la calle central de Paraíso cubierto de entorchados y condecoraciones, dejando tras de sí una estela de admiración, miedo y envidia. Hasta llevando el tricornio emplumado y ese chaqué que usaban los militares y embajadores a principios de siglo, que sobre el cuerpo del Generalísimo jamás pasaba de moda En realidad le importaba poco ser amado: prefería que a su paso los hombres temblaran de miedo, bajando la vista, y las mujeres cayeran rendidas. Nada como una pistola al cinto para ser tenido en cuenta, especialmente cuando se ostentaba también inmunidad absoluta. Un uniforme y la credencial del SIM en el bolsillo era su idea de la felicidad. Y también, esto que ahora hacía en sueños: pisar fuerte y recorrer el pueblo como gallo fino y peleón que pasa inspección a su gallinero. En mayo de 1959 se vivía en plena Era del Clásico, en el tiempo sin poniente del “Ilustre y Querido Benefactor”. Con tales adjetivos encabezaba las cartas aduladoras que le dirigía sin piedad al mandatario, una tras otra, sin pudor, hasta el cansancio. Hasta que fuese llamado para recibir su credencial del SIM.
Pero las manchas de café del humilde mantel de la mesa terminaban imponiéndose y regresándolo al presente. Y también el zumbido de las moscas que no respetaban este momento íntimo de su ser, cuando se comunicaba con su dios. Entonces el balance era amargo: tenía 26 años, ya se le iba la vida y no había pasado de ser el Secretario de la Junta Municipal del Partido Dominicano en su pueblo. ¿Y para qué el destino lo había agraciado con tantas ambiciones, con tantas facultades literarias, con tantos anhelos, si al final le negaba la posibilidad de ser tenido en cuenta por el Alto Dispensador de Honores y Favores? ¿Qué hacer para llamar la atención del dueño absoluto de vidas y haciendas del país?
Había precedentes que él había estudiado muy bien al diseñar su estrategia de autopromoción: unos lo habían logrado con la más rastrera y ciega adhesión y un servilismo que repugnaba al propio destinatario de los halagos infinitos. Otros por vías insospechadas. Por ejemplo, Johnny Abbes, aupado al Olimpo del círculo palaciego íntimo, había realizado en 1945 su primer intento para ser tenido en cuenta, remitiendo al Jefe la letra y música del merengue “Con Trujillo”. Por esas ironías de la vida, fue el gallego José Almoina y Mateos, entonces Secretario Personal de la Alta Figura, quien le acusó recibo y le agradeció el envío, sin saber que años después, ya caído en desgracia y fugitivo en México, aquel compositor novel, transformado en omnipotente perro de presa, sería el encargado de diseñar las estrategias para silenciarlo mediante matones de alquiler. Y si Abbes lo había logrado, ¿por qué no él, el esclarecido poeta de Paraíso?
Llevaba años luchando contra la indiferencia, aferrado a la idea de que si no había sido promovido se debía a no haber sabido tocar la puerta correcta, en el momento adecuado. Tres años antes había iniciado su largo envío de sonetos laudatorios. Los había dedicado a todos los miembros de la real familia, uno por uno: a la madre, Julia Molina, viuda de Trujillo, a la esposa, María Martínez de Trujillo, al hermano, Héctor Bienvenido, a la hija, Angelita, a los hijos Ramfis y Rhadames, y por supuesto, varios dedicados al Jefe. Siempre había hecho gala de fina inspiración y veta clásica, adecuada a la dignidad de los elevados destinatarios. Así lo demostró cuando escribió de Ramfis, el 22 de marzo de 1957:
“Es noble tu mirada y alegre tu expresión,
Tu frente siempre erguida con gestos de valor
Coronan tu cabeza, oh Barón bienhechor
Con el alba diadema de grandeza y honor…”
Y a pesar de aquel derroche de ingenio y galanura, de aquella fidelidad perruna de sus sonetos para conmover el duro corazón de quien estaba rodeado cada minuto de su vida de muestras y expresiones de sumisión que competían entre sí, solo podía sostener entre sus manos la triste hoja de papel para el poema o la carta de turno, y sentir esa mustia tristeza de quien se sabe predestinado a altos designios, pero no ha sido aún llamado…
Pero no cejaría. Si otros habían logrado remontar estrecheces y miserias exhibiendo sus dotes ante el Generalísimo, él no sería menos… Por algo había sido iluminado con el don de la poesía, aunque sabía que no era su cultivo el que le abriría las puertas al dinero y el poder, sino la credencial del SIM. Tomó una vez más la pluma y escribió aquel 3º de mayo de 1959:
“Insigne Generalísimo, desde aquí de Paraíso, tierra de frontera, mande mi querido Jefe Único, mande a este hijo fiel y que lo quiere, mande a este joven grato que Vos habéis formado con vuestras geniales cátedras de hombría, dignidad y patriotismo. Mande donde Vos queráis; estoy ávido de justificación, mándeme mi querido bienhechor, no importa que sea a luchar con la muerte…, lucharé si es posible, contra ella, hasta vencerla; con ello cumpliré vuestras órdenes y estoy seguro que no moriré nunca, porque cuando se defienden los intereses personales y políticos de Hombres-Genios de la envergadura de Trujillo, el Incomparable, no se muere jamás…Excelencia. Hágame ingresar en el cuerpo del SIM. Mis actitudes son para militar y mi familia tiene una ancestral tendencia por el militarismo.”
Terminó eufórico, tarareando entre dientes un merengue. Tras este rapto de inspiración sublime no podrían negarle su petición. Ya se veía entrando a Paraíso con escolta y su tricornio, con su pistola, recibiendo la reverencia de todos. Ya le tocaría recibir sonetos laudatorios como los suyos y dispensar favores a los agraciados. Ya se imaginaba fuera de ese cuartucho y lejos de las moscas, envuelto en nubes de incienso, escuchando el dulce sonido de las liras, oyendo hermosas declamaciones…
A los pocos días, recibió la visita de un sujeto malencarado y con una enorme cicatriz que le surcaba el mentón. Ajado y sucio, no se molestaba en ocultar el bulto del arma al costado. Mostró una mugrienta credencial del SIM y le transmitió de parte “de la Superioridad” que debía presentarse en la oficina del “Servicio” al día siguiente a recoger su credencial y la pistola con la que tanto había soñado. “No vayas desayunado, si no quieres vomitar- fueron sus últimas palabras- A los pendejos que entran nuevos siempre les tocan las castraciones, los accidentes simulados y los suicidios obligatorios.”
Se quedó solo, con una angustia mayor que la tristeza anterior. Miró las manchas de café en el mantel y sintió el zumbido de las moscas. Respiró hondo y tragó en seco. Con las mismas manos que el Jefe necesitaba para matar, rompió el último soneto. Ya no los necesitaría más.
Nota: Los nombres de los personajes de la serie “La Era” son ficticios, y los sucesos rigurosamente ciertos. Los documentos que los avalan pueden consultarse en el Archivo General de la Nación, donde el autor investiga para publicar próximamente un libro sobre las redes secretas de Trujillo en Cuba.

martes, 22 de febrero de 2011

Sobre el diálogo y la lucha de clases.

Enrique Ubieta Gómez
Yoani siempre es “en blanco y negro”. Más exactamente en negro. Su último post “El compañero Granma”, aparece publicado en las páginas de “la señora El Nuevo Herald”. Siguiendo su lógica, no podría imaginarme otra imagen humana más exacta que la suya, si el periódico del hampa miamense cobrara vida. Una mujer delgada, de fingida austeridad y ojos pequeños, ausentes para lo bueno y hermoso. Pero esos diarios no son iguales en su oposición extrema: a pesar de sus insuficiencias, Granma es un periódico cubano que pelea por los cubanos (por los latinoamericanos, y en última instancia, “por los pobres de la Tierra”, como quería Martí). El Nuevo Herald es un periódico imperialista que pelea por los ciudadanos imperiales, los originarios y los conversos, por sus propiedades y sus privilegios perdidos en Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, etc. Yoani es neo-heraldista. Aspira a la ciudadanía imperial (al menos honoraria).
Pensaba entonces en un mensaje que algunos lectores de mi blog –personas que residen en Estados Unidos, según creo entender--, agrupados en una denominación que invierte el nombre de un sitio cubano muy leído, me envían con insistencia. Ellos no quieren ser ni Granma ni El Nuevo Herald, rechazan al imperialismo y a la “dictadura” comunista. Piden el abrazo de hermanos, el respeto a todas las posiciones. Francisco (doy por auténtico su nombre) llega a decir que su aspiración, como la nuestra, es “la creación de una sociedad más humana y más justa” y escribe: “Simplemente diferimos en los métodos, que tristemente a lo largo de la historia se han centrado alrededor del mantenimiento o la preponderancia de una clase y sus intereses, llevando a la creación de sociedades exclusivistas, en lugar de lo que marca ese fin tan preciado de la justicia, que es la creación de sociedades inclusivistas”. Selecciono esa frase –el discurso de Francisco es correcto, amigable, para nada parecido al de la soberbia Yoani, aunque entre reverencias y acuerdos retóricos, deslice aseveraciones inadmisibles que revierten o anulan la buena voluntad--, porque marca como ninguna el sentido del sinsentido. Lo dice claro: quiere construir una República donde no predomine una clase social por sobre otra, ¿realmente lo cree posible? Me temo que para lograr ese empeño, primero tendrán que desaparecer las clases, y no es a eso precisamente a lo que aspira Francisco.
Otro interlocutor de similares intenciones –este nombrado Raúl--, deplora que los cubanos (de diferentes credos e intereses políticos) no podamos dialogar y entendernos satisfactoriamente. En realidad, no es algo extraño: la familia Bush se entiende mejor con la familia real de Arabia Saudita (con todo y su islamismo radical) que con muchos de sus conciudadanos; igualmente, reconozco que puedo establecer un diálogo fructífero, no siempre en pleno acuerdo, con mis hermanos de lucha bolivianos y venezolanos (o españoles y franceses) y que sin embargo, hay cubanos de nacimiento con los que resulta imposible la comunicación. Ahora mismo dicen que andan de vacaciones, junticos en una hacienda dominicana, propiedad del venezolano Cisneros, Bush, Aznar y Uribe. Amigos para siempre. Podemos decir que en cada caso nos unen o separan no problemas de lenguaje, como sugiere, sino “intereses de clase”. El mensaje de Raúl fue ingenuo hasta un punto o –admitamos también esa posibilidad--, fue a partir de ese punto aún más ingenuo: “Muchas veces me he preguntado –agregaba--, ¿como es posible que en un diálogo entre personas tan cultas como lo son el tal Carlos Alberto Montaner y algún intelectual cubano en el lado del gobierno, no lleguen a ningún entendimiento después de un largo debate? Los dos aparentemente tienen las herramientas necesarias para poder fácilmente entenderse, pero de ahí a los hechos, son dos cosas muy distintas”. Pudo haber tomado otro ejemplo para su interrogante, pero escogió uno de los peores. De cualquier manera su elección es elocuente: ¿es posible el diálogo con Montaner, el hombre de la CIA en España?
Martí excluyó de su República “con todos y por el bien de todos” a quienes llama sietemesinos. Para no fragmentar ni interpretar el texto martiano, cito un fragmento extenso: “No les alcanza al árbol difícil el brazo canijo, el brazo de uñas pintadas y pulsera, el brazo de Madrid o de París, y dicen que no se puede alcanzar el árbol. Hay que cargar los barcos de esos insectos dañinos, que le roen el hueso a la patria que los nutre. Si son parisienses o madrileños, vayan al Prado, de faroles, o vayan a Tortoni, de sorbetes. ¡Estos hijos de carpintero, que se avergüenzan de que su padre sea carpintero! ¡Estos nacidos en América, que se avergüenzan, porque llevan delantal indio, de la madre que los crió, y reniegan. ¡bribones!, de la madre enferma, y la dejan sola en el lecho de las enfermedades”. Estoy seguro que Francisco y Raúl sabrán identificar a los aludidos por Martí. Sé que entenderán además –a pesar de las evidentes diferencias--, que en la Cuba que queremos no quepan hombres como Posada Carriles. Pero tengo mis dudas en cuanto a otros pretendientes de espacio: ¿volverían a mandar en Cuba los corruptos, los enriquecidos del erario público, que se marcharon en los primeros sesenta?, ¿regresarían triunfales a recuperar sus propiedades confiscadas los viejillos del Big Five, que tanto deslumbraron a Hernández Busto, aquellos a los que Ichikawa calificara en un librito de recién emigrado, como “la verdadera aristocracia cubana”?, ¿o se trataría de otra generación de grandes inversores, dispuesta a devorar nuestros recursos, humanos y materiales?, ¿entregaríamos el país a las trasnacionales?, ¿no se dan cuenta que tras los “pequeños intereses” de muchos cubanos con educación y mentalidad norteamericana, están los “grandes intereses” del imperialismo?
Francisco me dice: “yo sé que usted es revolucionario, y se lo respeto. Pero aquí la cuestión está en si los que no son revolucionarios merecen respeto. Eso le corresponde a usted, y a los revolucionarios, contestarlo, y si es así, si merecen respeto, entonces darle el espacio apropiado dentro de Cuba para que se desarrollen, de nuevo en una sociedad donde impere la paz, la fraternidad, el derecho y la igualdad”. Sí, respondo, los no revolucionarios merecen respeto. En 1961, en sus Palabras a los intelectuales, Fidel admitía la convivencia de revolucionarios y no revolucionarios en una nueva Cuba: “la Revolución nunca debe renunciar a contar con la mayoría del pueblo –decía Fidel--; a contar, no sólo con los revolucionarios, sino con todos los ciudadanos honestos que aunque no sean revolucionarios, es decir, que aunque no tengan una actitud revolucionaria ante la vida, estén con ella. La Revolución sólo debe renunciar a aquellos que sean incorregiblemente reaccionarios, que sean incorregiblemente contrarrevolucionarios. Y la Revolución tiene que tener una política para esa parte del pueblo”. Porque una Revolución auténtica en el Poder tiene derecho a defenderse; es un micro poder –que representa los intereses de las mayorías--, contrapuesto al Poder trasnacional del Capital. Los revolucionarios creemos que una sociedad sin clases es posible, pero eso se llama comunismo, y solo será posible el día en que los estados de mayor desarrollo económico avancen por el camino socialista.
Yoani expresa una tendencia de ese Poder trasnacional desplazado en Cuba; su rostro “pacífico” –sabemos cuanto vale en el capitalismo la apariencia, la imagen, para vender un producto--, no disimula sin embargo la soberbia del poderoso, su negación continua de “los aportes” de la Revolución, e incluso, el anuncio (la advertencia) de una posible “noche de los cuchillos largos”. No es Posada, no es Saavedra, no es Montaner, hechos a imagen y semejanza de los viejos halcones; Yoani es más obamista: sonríe y apoya el golpe de estado en Honduras y tuitea para derrocar a los gobiernos de Venezuela o de Irán. Tiene “el palo o la navaja bajo la cama para un día poder usarlos”, como dice, supuestamente de otros, en un post. Pero es lo mismo. El mismo rencor de clase, la misma soberbia. Quiero creer en Francisco, en Raúl, pero sus llamados al diálogo y sus propuestas me conducen hacia el capitalismo --hacia un capitalismo ideal, imposible, preámbulo del verdadero--, un sistema que, por definición, establece “la preponderancia de una clase y sus intereses”, que no son los míos.

Situación en La Habana.

Horacio González
Director de la Biblioteca Nacional de Argentina.
Tomado de Página 12 / El País
Caminando al tuntún por La Habana vieja, el observador ocasional se convierte en el verdadero hombre de la urbe contemporánea. La arrasadora belleza de los edificios ruinosos ofrece un contraste que ni siquiera es posible encontrar en otras ciudades antiguas, preservadas para los distraídos hombres del presente. En La Habana, la vida se muestra exigua, no hay miseria ni abundancia, hay carencia y dignidad. Pero en medio de esas joyas derruidas, hay hombres y mujeres viviendo. La Revolución, que para los teóricos de la irrupción mesiánica paraliza el tiempo, también entrega el vehículo de su prosecución. Ahí produce un intenso efecto museístico en medio de la vida real. Una sacudida que detiene al casco viejo bruscamente, lo protege, aunque le da el rostro de una lenta ruina. La necesaria reconstrucción se viene haciendo bajo la experta mirada del historiador Eusebio Leal, a la que vemos no concediendo nada al turismo depredador ni entregándose a la melancolía barroca. El turismo de masas, al fin y al cabo, es un tema a escala de la humanidad que aún no ha encontrado su más comprensiva verdad social, democrática y pedagógica.
Hay que concebir el ciudadano real de la ciudad moderna como alguien que duda entre elegir las imágenes del pasado, esas piedras sobrevivientes, o un modernismo admisible aunque copiativo. Esta duda se va perdiendo en nuestras cosmópolis hechas de shoppings con escenografías siderales, cercamientos de seguridad y oscuras conversaciones en el interior de los taxis. La vacilación que se obtiene en La Habana, habitar bellezas derruidas o vivir en la ciudad social con mayores comodidades, es una disyuntiva no fácilmente descriptible. Excepto que se busque un urbanismo emancipado, un nuevo socialismo urbano que preserve el pasado para activos y reales habitantes del presente. Para transformar la vida hay que convocar una justicia arcaica, que pregunte si hay virtudes en el pasado, y una justicia social que demuestre que no hay futuro sin distribución equitativa de las posibilidades existenciales. No es ajeno este dilema para el que transita por Buenos Aires; pero menos lo es para el que transita por La Habana, ciudad que como tal no es mercancía, sí depositaria de fetichismos culturales dispuestos en diversos planos históricos.
En la búsqueda de la casa de José Lezama Lima, con el mitológico dato de la calle y el número, Trocadero 162, el viajero –que ha ido a la Feria del Libro de La Habana– pasa por las más diversas estaciones del alma de una ciudad. Las calles Obispo, Vapor, Neptuno, el asombroso Paseo del Prado, un catálogo orientalista y de nombres exquisitos ante los que podemos imaginarlo todo. Ellos conviven con el deterioro, la salinidad del mar, el despojamiento de calles sin publicidad comercial y toda clase de vehículos como aquelarre de las tecnologías mecánicas a lo largo del siglo XX. Espectros que acompañan durante el itinerario. Se ve la ciudad activa, gritos de balcón a balcón, lujosos mármoles quebrados, ventanales con herrajes minuciosos cubiertos de óxido y refinamiento, grandes monumentos románticos, moriscos, afrancesados o helénicos, edificios coloniales o art decó descascarados, cuyo jeroglífico interno, su habitabilidad, tiene algo de indescifrable. Como no sea la recatada dificultad del vivir.
La casa de Lezama Lima aparece de repente, bajo forma de museo. Entera pero misteriosa se halla en su novela Paradiso, que sólo se entiende acabadamente viendo los objetos de sus vitrinas, las fotos borrosas de las paredes, el aire modesto de santería poética en las habitaciones. Es un templo vecinal con sábanas recién lavadas goteando desde los pisos altos del edificio. Es también el corazón imaginario de La Habana. La Revolución reivindicó tardíamente a Lezama Lima, que sin embargo la había apoyado y que se había dirigido a Fidel Castro como jefe del movimiento de liberación. También había considerado a Guevara, luego de su sacrificio, un nuevo Viracocha. La casa, la propia literatura de Lezama, todo el recorrido de Orígenes, la revista por él dirigida, que tanta repercusión tuviera en la Argentina de los años ’40 –sin duda, entre los contertulios de la Revista Sur–, plantea un arduo problema a los partidarios de los cambios sociales. Cómo hacer para asumir, por parte de los movimientos populares colectivos, siempre tumultuosos, los temas de la gran cultura universal. Incluidas sus mitologías, sus simbolismos secretos y sus grandes cultos laicos o recónditos. Nunca dejó esto de ser un tema en Cuba y sin duda lo es de manera dramática en la Argentina.
También si se está interesado por actos liberacionistas (nacionales, sociales y personales), ya no es posible abandonar la cuestión del lenguaje que se emplee para referirlos. Han fracasado las cartillas y las liturgias menores, recurrentes. Pero no los textos y los enunciados que buscan inspiración en las grandes literaturas de la época. El visitante a la casa de Lezama Lima, también ha peregrinado por La Habana intentando saber si han quedado recuerdos de John William Cooke, el revolucionario peronista que discutía la cuestión tercermundista en infinitos cuartos de hotel de la ciudad. Cooke había sido eximio lector de Sartre y del joven Marx, y sorprendió inspirando en Beaudelaire la conocida sentencia “el peronismo es el hecho maldito del país burgués”.
Un importante dirigente del Partido Comunista, al que procuramos para hablar específicamente de eso, lo recuerda. El conoce bien la Argentina, se expresa con algunos términos porteños y acepta el diálogo que propusimos como propio de una “nostalgia”, sin sorprenderse por la expresión “viaje sentimental”. Luego la conversación se extiende sobre la masiva discusión que está atravesando Cuba. Son los temas en los que participa gran parte de la población en términos del vuelco dramático que debe dar la isla en su economía estatal, recreando el socialismo en un mundo de necesidades. ¿Aún hay papeles de Cooke en Cuba? Pregunta que competía que hiciera un representante de la Biblioteca Nacional, institución que debe ocuparse de cualquier letra escrita que testimonie la memoria bibliográfica de un país, en cualquier radio de su dispersión.
La cuestión queda respondida aunque no haya documentos, porque la ausencia de pliegos también interesa. Eso invita a desembocar en una conversación sobre el presente. Como ese desemboque no forzado debe funcionar la pregunta sobre los papiros de cualquier pasado. No para servir a una nueva literalidad, sino para liberarlos de su encierro en la memoria. La actual encrucijada argentina contiene algunos personajes que esgrimen el facsímil de una masacre y actúan al conjuro de viejas fórmulas. Son los magnates de un reaccionarismo que intenta toda clase de chantajes, preparando ya sus cánticos luctuosos, seguros del recurso de decir “peronismo” para garantizar el cierre de la historia. Pero para que ahora aquélla no sea palabra que admita este uso, es preciso medirla, abrirla y ponerla en conjunción con grandes frentes sociales que no ritualicen el pasado y sean puente efectivo de novedades. Si esta suprema pedagogía no abarca a sectores importantes del pueblo argentino, el país está expuesto a ritornellos y oscuras revanchas.
Más allá de alianzas regionales y bloques, hay una cuerda siempre tendida entre Cuba y Argentina. No se trata de un idioma político, sino de un lazo intelectual sometido históricamente a muchos malentendidos y disparidades. Revisarlo y transformarlo es una gran tarea, que en su discurso ante asistentes en la Feria del Libro, Fidel Castro definió como una tarea de “persuasión ante las criaturas más autosuficientes e incapaces que han existido nunca: nosotros, los políticos”. Se entiende esta dura reflexión propia de pesimistas que no han perdido la esperanza, en el momento de considerarse los temas que Castro define como de “sobrevivencia de la especie humana”. Este universalismo proviene de Martí, pero también de ciertas vertientes del positivismo latinoamericano entendido no como mecanismos lineales de la conciencia, sino como un pensar a la escala de los dilemas generales del género humano. Giros novedosos, a ser considerados en relación con cómo se muestran en La Habana los estilos de vida de los habitantes en medio de una escasez que es problemática, que vulnera subjetividades pero siempre se reencuentra en el plano de una exigencia colectiva de dignidad para pensarlo todo.
Cuba va a abrir novedosas situaciones en cuanto a la iniciativa colectiva ciudadana, lo que acompañado por el fin de la doble moneda, inspirará nuevas formas sociales, que adquirirán el nombre que le exijan los hechos nuevos, como reescritura sensible del socialismo. Hablar con estos nombres es un acto de la parte museística que toda memoria, toda ciudad y todo viajero resguarda. Una charla recuerdo especialmente de esos días, la que hemos dado en el Centro Pablo de la Torriente Brau (que rememora a un escritor cubano, cronista y mártir de las luchas de la República Española). Pasamos revista allí a los mismos temas de esta nota, pero en primera fila estaba escuchando Jorge Rivas, diputado argentino, socialista, empeñado con emocionante constancia en su larga recuperación física: testimonio de cómo la vida de repente se nos agrieta y nunca desiste una esperanza quizá también repentina.
* El director de la Biblioteca Nacional asistió a la 20a Feria Internacional del Libro, en Cuba.

lunes, 21 de febrero de 2011

Aburrida tarde para corresponsales engañados en La Habana.

FOTOS - E. U. G.
Creo que la convocatoria y la algarabía de la contrarrevolución ha sido útil. Hay que agradecer el aporte. Nadie ha querido preguntarse por qué el incendio social se extiende por los países aliados a Estados Unidos: Túnez, Egipto, Libia, Marruecos. Por qué no contamina a los que, como Cuba y Venezuela, desarrollan procesos revolucionarios. La prensa hispano-miamense trató alegremente de incendiar la pradera cubana. Hubo algunos esperanzados. Por si acaso, los corresponsales extranjeros acudieron a la cita. Nada. Ni un alma. Es decir, estaban los de siempre, en un hermoso parque habanero: niños, ancianos, transeúntes despreocupados.
Parque a un costado de la Iglesia del Ángel.
Dos blogueros aburridos. Pero sirvió el encuentro para conversar del trabajo y la familia.
Todo por la Revolución, dice el letrero. Por la calle pasa un coche con turistas.
Un vecino singular.

Ajenos a la convocatoria, los niños que viven en las cercanías juegan como cada tarde.
Los periodistas extranjeros (en sus carros), en una infructuosa espera.
Niños con papalote.
Al caer la tarde empiezan a llegar las aves.
Estos sí que se pusieron de acuerdo para manifestarse.
Cae la noche y me retiro.

ÚLTIMA NOTICIA: 360 000 personas se manifiestan en La Habana.

Los habaneros tomaron las calles de la ciudad, tal como se había previsto. Pero el cable es confuso: dice que en La Cabaña, sede de la tradicional Feria del Libro, se reunieron la semana pasada más de 360 000 personas. ¿Protestaban? Sabemos con certeza que adquirieron 700 000 libros. Que los intelectuales y personalidades de la cultura presentes de más de 41 países, se reunieron con Fidel. Es todo. En las fotografías aparecen jóvenes y no tan jóvenes, niños, familias enteras, todos risueños, ansiosos por conseguir la novedad deseada. Creo que en Cuba --usando la terminología marxista--, existen las condiciones subjetivas para la Revolución. Es decir, que los cubanos seguimos siendo revolucionarios.
IMÁGENES DE LA FERIA DEL LIBRO 2011

París: ¡Abajo el Bloqueo!


Cristóbal Danilo Campos Aveillé
Cubano residente en Francia
París, 8 de Febrero de 2011.
La asociación de cubanos residentes en Francia, CUBA VA, con la cooperación de la Embajada de Cuba y la colaboración de la alcaldía de Malakoff, celebró el pasado 7 de febrero un encuentro debate, en el cual se dio a conocer a los asistentes las consecuencias nefastas para el desarrollo económico-social de la Isla, a partir de la política discriminatoria, ejercida por las diferentes administraciones estadounidenses desde el año 1959 contra Cuba.
Al realizar una mirada cronológica de estas acciones criminales extendidas por más de 52 años, nos permite percatarnos de su carácter sistemático, progresivo, persistente; así como de su permanente propósito de infligir graves daños a la nación cubana y asfixiar su economía con el objetivo de doblegar su pueblo.
Con la presentación del documental "EL SECRETO DEL MURCIÉLAGO, BACARDI ENTRE RON Y REVOLUCIÓN", basado en las investigaciones periodísticas realizadas por Hernando Calvo Ospina, se inició la actividad, en su exposición Calvo Ospina narró como logró recopilar la información en la cual muestra los entre manejos sucios de esta marca de bebidas con los ejes del poder ejecutivo de los EE.UU., la CIA y la contrarrevolución, para llevar adelante la absurda política imperialista contra Cuba.
A las preguntas de los asistentes en lo referido a las afectaciones directas a los diversos sectores de la economía nacional, Haydelin Díaz Agon vicepresidenta de la asociación expuso las consecuencias negativas a los sectores de la salud y la educción, con elementos fehacientes.
Este redactor en su participación dio a conocer a los asistentes el espíritu del documento que engendró el bloqueo, el cual estuvo elaborado por el Secretario de Estado Asistente Lester Mallory, el día 6 de abril de 1960, instrucción a la política de desarrollo por las diferentes administraciones yanqui con el objetivo de liquidar la joven Revolución.
Documento de Mallory:
"La mayoría de los cubanos apoyan a Castro... No existe una posición política efectiva... El único modo efectivo para hacerle perder el apoyo interno al gobierno, es provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria... Hay que poner en practica rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica... negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar el hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno".
En su magistral intervención Orlando Requeijo Gual, Embajador de Cuba en Francia, dio a conocer un grupo de informaciones referentes a este diferendo, así como explicó lo inoperante de las leyes Torricelli y Helms Burton, lo absurdo de la Posición Común asumida por la Unión Europea en su relación con Cuba. Expresó también que los medios de información masiva no dan a conocer la realidad de la política arcaica y derrotada durante varios periodos en la Asamblea General de las Naciones Unidas, al ser solo sostenida por los Estados Unidos e Israel.
Entre los asistentes se encontraban miembros del cuerpo diplomático, entre ellos Máximo Altuve Ministro Consejero de la República Bolivariana de Venezuela, el periodista Viktor Dedaj editor jefe del sitio Le Grand Soir, representantes de diferentes asociaciones de solidaridad, de latinoamericanos, de la juventudes comunistas de Malakoff, cubanos residentes en París y numerosos vecinos de la ciudad interesados en el tema.
La actividad concluyó con un brindis con Havana Club, el laureado tradicional ron cubano.

domingo, 20 de febrero de 2011

Vargas Llosa y la revolución en el mundo árabe.

Atilio Borón
Hoy, en La Nación (Buenos Aires) Mario Vargas Llosa escribe una nota que lo pinta de cuerpo entero. Casi una página dedicada a analizar la revolución en el mundo árabe en donde denuncia la naturaleza corrupta y despótica de sus autocracias ...¡sin mencionar a lo largo de todo su artículo al sostén financiero, político y militar de esas satrapías: Estados Unidos! ¿Cómo puede hablarse de esos regímenes ocultando el papel decisivo de Washington y el hecho, irrefutable, que todos ellos son simples clientes, o peones, fieles ejecutores de los mandatos de su amo imperial? En esto Vargas Llosa es coherente con su definición de lo que es un escritor: alguien que dice mentiras como si fueran verdades. El problema es que no hace eso tan sólo cuando escribe sus novelas sino también cuando emite sus opiniones y comentarios sobre la realidad, disfrazando sus mentiras y tergiversaciones y haciéndolas pasar como si fueran fundamentadas verdades. En fin, un embustero de alta escuela al servicio de los más nefastos intereses del imperialismo.

sábado, 19 de febrero de 2011

Imágenes sabatinas de la Feria del Libro 2011.

FOTOS - E. U. G.
Los libros llaman, cortejan al visitante, tienden sus trampas al indeciso. Las familias acuden atraídas por las novedades, las propuestas culturales y gastronómicas. Cada quien encuentra lo suyo, y disfruta del paisaje, de la música, de la amistad o del amor. Nada de conciliábulos elitistas. La Feria es una fiesta, cada febrero.










viernes, 18 de febrero de 2011

La CIA, heredera de la inteligencia nazi.

Reproduzco este artículo aparecido en mayo de 2008 en el No. 1 de La Calle del Medio, porque muestra ejemplarmente la hipocresía de los que acusan a la STASI --y solo a ella, y a las instituciones de seguridad de las repúblicas ex socialistas--, de ser represiva. Estos son hechos históricos.
Jorge Wejebe Cobo

La más grande reconversión de espías y redes de agentes de la historia moderna ocurrió a finales de la II Guerra Mundial, cuando los servicios secretos norteamericanos recorrieron la Europa devastada en busca de colaboradores de la Gestapo y órganos de inteligencia nazis, para ser reutilizados contra la Unión Soviética.
Así, miles de criminales de guerra prófugos de la justicia comenzaron a trabajar en la Oficina de Servicios Secretos de Estados Unidos (OSS), antecesora de la Central de Inteligencia norteamericana (CIA).
Todo comenzó en mayo de 1945. El Ejército Rojo tomó Berlín y el General Reinhard Gehlen, jefe del espionaje militar contra la URSS se rindió a la contra inteligencia militar norteamericana y negoció con éxito garantías para su vida, a cambio de sus servicios y la entrega de archivos con cientos de expedientes de agentes e informaciones recolectadas sobre la URSS, obtenidas mediante la tortura y el asesinato de miles de prisioneros soviéticos en los campos de concentración. Gehlen demostró a los interrogadores sus grandes conocimientos, al revelar los nombres de oficiales de los propios servicios de inteligencia estadounidenses, que eran miembros secretos del Partido Comunista de Estados Unidos, información muy oportuna para el inicio de la cacería de comunistas y sus simpatizantes en la sociedad norteamericana.
El destino de Gehlen, sin embargo, no se decidió por hechos coyunturales, ni por su locuacidad e importancia como fuente de información. Desde 1942 Allen Dulles, futuro Jefe de la CIA y en aquel entonces responsable de la oss para Europa, radicado en Suiza, planificó la Operación Paper Clip, concebida para el reclutamiento de científicos y especialistas alemanes que pudieran ser útiles al gobierno norteamericano. Dulles también sostendría conversaciones con el General de las SS Karen Wolf, representante de Himmler, para una rendición por separado de las tropas alemanas en el frente anglo-norteamericano, con la finalidad de una posible alianza contra la URSS que hiciera frente a la expansión comunista en Europa.
El 20 de septiembre de 1945, Gehlen y tres de sus más destacados oficiales, fueron enviados a Estados Unidos para comenzar a trabajar para la OSS en su reorientación contra el bloque soviético. En julio de 1946 fue liberado de su estatus de Prisionero de Guerra «especial» y enviado a Alemania, donde comenzó a operar una organización de inteligencia, que luego sería conocida como «Gehlen Org.» a la cual la OSS asignó inicialmente 5 millones de dólares y llegó a emplear a miles de alemanes buscados por crímenes de guerra y miembros de las SS, a muchos de los cuales incluyó en la llamada ruta de las ratas que llevaron a Sudamérica a centenares de criminales bajo identidades falsas.

Agentes reclutados
Entre los agentes reclutados se encontraban el Doctor Franz Six y Emil Augsburg miembros de las SS, implicados en el genocidio de judíos, intelectuales y guerrilleros en Rusia, ex jefes de la Gestapo y miembros de organizaciones fascistas de Rumania, Yugoslavia y Ucrania, que rápidamente comenzaron a realizar acciones terroristas y de espionaje en las zonas ocupadas por el Ejército Soviético.
Gehlen sabía que al exagerar la supuesta amenaza soviética, podía mantener el interés de Washington y asegurar los fondos necesarios para su organización, de ahí que desinformara a Estados Unidos sobre el ejército soviético del que aseguraba tenía listas 208 divisiones motorizadas y de tanques, que podrían arrasar el continente en poco tiempo. En realidad, el Ejército Rojo en 1946-1947 no contaba con la capacidad militar necesaria para invadir Europa occidental, por las enormes pérdidas que había sufrido en la reciente conflagración.
La Organización Gehlen fue finalmente convertida en el órgano de inteligencia de Alemania Occidental, en abril de 1956, con el nombre de Bundesnachrichtendienst (BND). Reinhard Gehlen fue ascendido a Teniente General de las Fuerzas Armadas y mantuvo el más alto cargo jerárquico de la inteligencia alemana, llegando al rango de Mayor General, hasta que fue obligado a renunciar tras un escándalo político en 1968, por la infiltración de un agente de la KGB que ocupaba un importante cargo en esa organización.

La Red Gladio
Quizás el mayor aporte de Gehlen al dominio y penetración de Estados Unidos y sus servicios especiales en Europa es el de ser fundador de una organización secreta dirigida por la CIA con ramificaciones en toda Europa Occidental conocida como Red Gladio, concebida supuestamente para actuar en la retaguardia de los ejércitos soviéticos cuando ocuparan Europa Occidental. El verdadero objetivo de la organización secreta era evitar que en Europa occidental se instauraran gobiernos progresistas que incluyeran a los comunistas. Hasta la década de 1980 la Red Gladio realizó acciones terroristas, asesinatos de políticos, participó en golpes de estado, como el de Grecia en 1967 y en operaciones encubiertas, principalmente en Italia donde se le relaciona con el secuestro y asesinato del presidente del senado Aldo Moro en 1978, quien poco antes había decidido incluir a los comunistas en su gabinete.
Sólo después de la caída del muro de Berlín, políticos italianos, funcionarios de la OTAN y ex oficiales de la CIA reconocieron la existencia de la Red Gladio y los aportes del ex general nazi a su concepción y organización. En 1999, durante la celebración del aniversario 50 del inicio de las relaciones entre el BND y los servicios especiales estadounidenses, el Director de Operaciones de la CIA hizo pública la documentación que demostraba el apoyo de esa organización al criminal de guerra Reinhard Gehlen, quien falleció en 1979, lleno de honores y con el reconocimiento de ser una leyenda real en el espionaje de la República Federal Alemana.